El cuento de mi vida




Hay historias dignas de alusión, que nunca han sido leídas, escuchadas o vividas y el único modo que me sobreviene, para que no agonicen junto a mí, es citarlas y así podré conseguir que al menos una persona, recoja en su recuerdo mis propios recuerdos.

Y dejando de lado lo que viene a ser una pequeña introducción, doy senda a lo que voy a emprender a narrar esta misma noche, a las 23:14horas, mi cuento, el cuento de mi vida.

A pesar de tener aún una vida algo corta, como para escribir unas memorias y relativamente tampoco me ha sucedido nada en especial, si que me aventuro a confesarme para el que pretenda leer esto, pues no todo el mundo tiene una vida atrayente, pero indudablemente dura y difícil, pues todo individuo tiene sus propias contrariedades, las que nunca mencionan.
Todos y cada uno de los mortales tenemos algo que decir y es nuestra propia historia que la convierte en única.
Este cuento, es un cuento sin final, pero sí con un principio.

Mi nombre prefiero custodiarlo, así que me haré reseña mediante un seudónimo J.O.

Llegué al mundo hace 23 años a pesar que me costara lo mío nacer, pues a juzgar, el vientre de mi madre era todo un deleite para mí y tardé en salir 15 perpetuas horas, pobre de mi madre...

Mis recuerdos principian desde una época bastante prematura, antes de cumplir un año de vida, yo ya había vivido cuantiosas aventuras... como el día que mi madre me llevó a un fotógrafo, lo impactada que resulte, era un mundo titánico, incomparable al que conocía, sencillamente espectacular.

Tras transitar esa etapa tan excitable, de bañeritas rosas de plástico, fotógrafos que tienen poderes mágicos y los polvos de talco en el culo, las cosas abordaron a sobresaltarme cada vez menos, llegue a convertirme en una adulta en un cuerpo de niña, o como digo yo vulgarmente una” vieja achicada”.

A pesar de ser una vieja achicada de niña que se hacia la ignorante delante de los adultos pero, razonaba igual que estos, mi hábitat siempre estaba cercado de considerable imaginación, vivía en un mundo a parte, con mis propios protagonistas y mis propios escondrijos que solo conocía yo es decir, vivía en “los mundos de yupi”


continuara...

Sofía sujetó la respiración durante unos segundos y apto seguido expiró el humo de aquel cigarrillo ya desaparecido. Apoyó la frente en la ventana, buscando a alguien o algo, pero allí no había nadie.


Una llamada de teléfono le despertó de su sinopsis.


-¿Sí?,¿Dígame?¿Quién es?


-Sofía, soy Eva ¿ cómo estas?¡No me digas que sigues igual!


-No, tan solo estaba descansando, pero estoy perfectamente-contesto con la voz endeble pues mentía.


- Mmm... Si ya claro, por eso llevo dos semanas que no sé de ti,¿sabes lo que necesitas?


- No, ¿qué necesito?


- ¡Unas vacaciones! Y sabes lo mejor que yo me voy contigo.


- ¡Unas vacaciones! Pero... (Balbuceaba)


- Sí, unas vacaciones con tu increíble y súper atractiva mejor amiga al país más exótico del mundo la¡ India!.Así que ve preparando el equipaje que nuestro vuelo sale esta misma noche.


- Pero, pero... - Sofía no daba crédito, tan solo se limitaba a repetir una y otra vez la misma palabra.


Cuando Sofía se dispuso a reaccionar Eva ya había colgado el teléfono, por lo que Sofía boceto una tenue sonrisa.


- En fin... que se le va hacer.

CONTINUARA..

Al mismo tiempo que las gotas frías de lluvia, se filtraban tras su espalda.
Avistando hacia el horizonte, divisando hacia nada.

Ladeando la cabeza hacia la izquierda, perseverando a que regresara.

Donde los apartaba un titánico puente, que en ningún tiempo acababa.

Pretendiendo haberlo visto, pero tan solo veía fantasmas.

PROLOGO








Este relato se desarrolla en una noche invadida por el terror y el deseo, hacia el año 1873 en la ciudad de Ámsterdam.


Una dorada cabellera destacaba en esa oscura noche de otoño, mujer de tez tersa y blanquecina cuya mirada era sinónima del pánico, huía de lo desconocido hacia un rumbo difícil de eludir, cada vez sentía mas cerca ese estremecedor final. Un suspiro de viento helado se adentraba por su esbelta nuca, sus piernas comenzaban a flagelar, su aliento se agotaba. Aun sin saber nada se derrumbo perdiendo todo el deseo de seguir luchando por su vida y ahí se planto, derrotada por el pánico y el cansancio, cerró los ojos y se entrego a él para siempre.


Venecia año 2007 _Mi dulce niña tú eres la única, te desee desde el primer momento en que te observe, supe que tu destino era estar junto a mí, destinados a ser almas en pena y vivir eternamente como monstruos condenados a la soledad............. pero te conocí a ti y juntos podremos por fin concebir seres semejantes, chupa sangres condenados a no ver el día tan sólo la noche es su vida.


Él era el único, el verdadero, descendiente directo de la especie de los desmodus rotondus, mamíferos quirópteros procedentes de las zonas tropicales y subtropicales de América, que se alimentan de sangre de mamíferos.


No obstante, ignorando el porqué él evoluciono, adquiriendo aparentemente forma humana.


Sus designios eran de bastante lógica, crear una especie a su semejanza y así dictaminar sobre todos ellos. Se valdría de una joven virgen, que hubiera sido vampirizada por él mismo. Sólo había un inconveniente, la joven sólo se podía gestar


Cada 134 años y el hecho de que según la profecía ,un ser cuya originalidad no fuera vampiro ni tampoco humano, le daría la muerte antes de que concluyera con su proceso de gestación a la joven.


Val-de-Marne así se hacía llamar contemplaba la posición estelar cada noche esperando una respuesta, se valía de la posición de estas para seguir su cauce, para él las estrellas eran su Biblia o profecía como llamaba él, el caso es que no ignoraba ni una palabra que interpretaba en ellas.


Esa noche Val-de-Marne, tuvo una intensa conversación con Ángela nombre de la joven. Le explico el ritual a proseguir para fertilizarla.


Ángela sentía una fuerte atracción por Val-de-Marne a la vez que rechazo, era todo en cuanto ella tenía, su perversa y apasionada mirada hacia que Ángela lo deseara, era su creador a la vez que su destructor, pero no podía estar sin él.


Vivieron en Ámsterdam hasta el año 1923 tras desolar familias enteras, desde ancianos hasta recién nacidos, su hambre era insaciable, siempre tenían sed, sed de matar a todo quien se le cruzara, por aquello entonces el hambre se adueño de Ángela, la cual saciaba su hambre sin escrúpulos ni cordialidad. Val-da-Marne enfurecido con Ángela por su imprudencia, la encierra en su ataúd durante años, huyendo de aquel lugar, trayendo consigo a ella en dicho ataúd.


Viajaron bajo tierra soslayando la luz solar, evitando todo tipo de distracción. Val-de-Marne, se servía de sus largas afiladas uñas para dragar en la tierra. El trayecto fue duro pero no desmedidamente largo y antes de lo previsto llegaron a Venecia.


En la ciudad de Venecia ignoraban la existencia de seres como Ángela y Val-de-Marne, era una ciudad tranquila, cuyos ciudadanos eran de carácter extrovertido y confiado, perfecta para un vampiro.
















Una vez instalados en Venecia, Val-de-Marne dejó salir Ángela del ataúd y esta se inclinó ante él implorando su perdón, tras ese día Ángela no volvió a ser la misma.


Nunca más seria la niña que él pensaba no estaría dispuesta a ser su sumisa. Los años transcurrían y Ángela desaparecía constantemente, ignorando a su progenitor. Se divertía con hombres adinerados de aquel lugar, jugando con su dinero y sus vidas. Le fascinaba tener el control de todo, el poder era lo que más anhelaba y él nunca se lo impediría.


Una madrugada, minutos antes de la puesta de sol Ángela venia de sus salidas nocturnas, Val-de Marne la observaba sigilosamente desde la penumbra, Ángela llevaba todo su rostro cubierto de sangre fresca y caliente procedente de su ultima victima. Se relamía el rostro al igual que un animal salvaje sediento de hambre mientras que Val-de Marne se culpaba por el monstruo que había creado. Aún así Ángela ni tan siquiera se turbo, pues para ella él, solo era un pobre desgraciado monstruo.


El día se hizo perpetuo para Ángela puesto que ansiaba la noche, estaba sometida a ella, sus victimas eran su droga y ya era demasiado tarde para purgarlo.


Val-de-Marne sentía que cada vez estaba mas alejado del mundo externo ese que tanto amaba antañamente, los días transcurrían y transmutándose en un ser invisible para Ángela.


Esa misma noche se juro así mismo que haría todo lo posible por volver a su vida anterior. Así pues fiel a su estilo clasista y de clase social sublime, decidió acudir al teatro junto con Ángela la cual no podría negarse pues ella era una mujer muy puesta con respecto a la moda y por aquello entonces acudir al teatro era de exquisita importancia para todo aquel que se preciase en sociedad.


Para tan esperada ocasión Ángela cuyo gusto era exquisito para la moda, optó por un vestido de color azul oscuro, el cual resalaltaba con sus esplendorosos ojos azul cielo oscuro. Dicho vestido era de una tela muy sutil con diminutos brillantes extendidos por todo este. Su textura era al igual que la porcelana, el vestido estaba ceñido a cada milímetro del fastuoso cuerpo de Ángela por lo que dejaba a la vista sus generosas curvas. Su dorada cabellera Ángela decidió soltarla con toda libertad, sus ondas bailaban al compás del viento, produciendo un baile totalmente sincronizado.


Sus labios pequeños y carnosos estaban impregnados de sangre resaltando en su rostro tan pálido como la nieve fría. Cuando Ángela se dispuso a marchar Val-de-Marne que aún no la había contemplado quedo petrificado al observar cuanta belleza acumulada en un ser con tanta maldad


Val-de-Marne la deseaba ala vez que la odiaba, su belleza lo tenía hechizado y no podía controlarla.


A la llegada al teatro Ángela fue el objeto de admiración y eso a ella simplemente le encantaba mientras que Val-de –Marne no podía padecerlo, se excusaba con decir que no podían llamar la atención pero en el fondo se retorcía por los celos.


El teatro se llamaba “La Fenice” nombrado así para honrar el resurgir de sus cenizas. Esa noche se estrenaba la gran ópera de Igor Stravinski.El acto se realizaba en la gran sala la cual era de merito de atracción por sus ricas decoraciones al estilo rococó rodeada de colosales ventanales.


La noche resultó exquisita puesto que ambos quedaron fascinados por el sentimiento de desesperación que transmitía la opera de Stravinski.
















Tras salir del teatro Ángela se esfumó entre la nada, apresuradamente, al igual que un soplo de aire helado, tan fresco, tan fulminante.


Val_de_Marne pensó en la opción de que posiblemente se hubiera ido de cacería, lo que le perturbo la idea de que no hubiera contado con él.


Pasaron días tras otros, semanas y no había ni la más mera noticia de ella.


Estaba solo como al umbral de su existencia, escondido de todo y todos entre sombras, su especie empezaría y terminaría junto a él, tan solo se escuchaba el aliento salido de sus pulmones desgravados sin vida y siempre, seria la eternidad.


Mientras tanto no muy lejos de aquel lugar se encontraba una delicada y misteriosa joven cuya mirada cortaba la respiración, si era ella “Ángela “. Se había saciado como nunca, el escándalo transcurría por toda Venecia a lo largo de tres semanas habían desaparecido mas de sesenta jóvenes aristócratas, no obstante ella aun no estaba satisfecha quería mas pues, que era la sangre de unos cuantos jóvenes ella quería poder, sangre del mismísimo dios del mal la sangre de lucifer.


No sabia por que, pero sabia que el también la buscaba a ella y tarde o temprano se encontrarían. Cada vez la tenia mas presente en su vida una voz que con el tiempo se hacia mas intensa mas persuasiva, hasta el momento......


-Tu sabes quien soy verdad Ángela-era una voz femenina pero apenas se apreciaba pues era casi un murmullo –no, no se quien eres por que no te plantas ante mi y así ya puedo salir de mi gran duda-contesto Ángela en tono burlesco y hostil, a pesar de estar un tanto horripilada.


Tan pronto como sus palabras terminaban de emerger de su boca un fuerte sufrimiento tomo el cuerpo de Ángela, proporcionándole una sensación de angustia que le era familiar. Padecía los mismos indicios que cuando pereció, su cuerpo estaba ahí pero su mente estaba en otra parte. Cerro los ojos con la esperanza que todo terminara en ese mismo instante, no aguantaba mas esa sensación, le evocaba a su antigua vida cuando era tan solo una insignificante humana, no sabia bien lo que era pero era muy común en su antigua vida –¿qué me estas haciendo?¿Que es esta sensación?-balbuceaba Ángela a gritos-no sabes lo que es el dolor y el miedo Ángela –susurraba la voz femenina. Y así sin mas ese angustiado dolor se esfumó, por lo que Ángela tuvo la osadía de abrir los ojos - ¿donde me encuentro?-pregunto un tanto aturdida, se sentía totalmente vulnerable, una situación que ni ella misma podía comprender.


Alzo la vista y por su sorpresa, se dio cuenta de que se encontraba en un cementerio. Todo estaba oscuro el ambiente estaba vacío, sentía que en ese lugar tan solo se encontraba ella, presa de sus constantes dudas decidió caminar sin rumbo y allí estaban tres tumbas en el olvido completamente solas. Ángela se apresuro pues se sentía fuertemente atraída por ellas, corrió exasperadamente la familiaridad le irrumpía la cabeza, paro tajantemente ante ellas observando cada detalle, se dispuso a leer los nombres, de los dueños de susodichos nichos.


Dispuesta a leerlos en voz alta, su garganta se quedo sin voz, y el sonido carecía de valor, al igual que sus intentos por comprender la verdad.


Berreaba como una desquiciada y sus ojos comenzaban a humedecerse-que me sucede en los ojos -se coreaba así misma una y otra vez-los monstruos no lloran, porque estoy llorando yo-Ángela no daba solvencia a lo ocurrido-seguro que eres un monstruo Ángela o es que estas llena de venganza-reafirmaba la voz femenina.


Fue entonces, cuando Ángela reparó las cosas por primera vez en muchos años, los recuerdos alcanzaron a su memoria en oleadas continuas y cada una de ellas era merecedora de dolor. Se arrojo al suelo y tan solo se brindo a recordar...

Por aquel gran océano,
Navegaba un desdichado y viejo marinero.
Llorando por su amada,
Cuyas lagrimas se hacían mar.
Naufragando entre las horas,
Que transcurren sin piedad.
No las siente pasar,
Por el dolor clavado en su pecho.
Con la esperanza de encontrar a su sirena.
Aquella que busca sin piedad,
Y dejar de escuchar, el cruel latir de su corazón.
Que muere lentamente con su vida.
Su hora estaba cerca, a pesar de su empeño.
Y en medio de un naufragio,
El vacío dejo de serlo,
El viejo marinero murió por la esperanza y su latido






.

El silencio, esta en todos los resguardos, de mi sentido.
Me escondo tras puertas cerradas con cerraduras de acero.
Valorando mi insignificancia en este caos.
Ciertas veces soy alguien, otras nadie.
Algunas veces tuya, nuevas de nadie.
Mi voz carece de lógica y pujanza.
Ya no aclama ni ansía.
Tan solo se estremece, a solas y en afonía

Esta será mi carta de despido.
Tan absurda como cierta.
Me despido de mi deseo más anhelado.
De lo mas necesitado para ser.
Al aguardo quedara una vida saturada de recuerdos.
Descuartizada por no hallarlos ya.
Atreviendo una vida de desidia, por no tenerte a mi lado.
Conociendo que jamás yaceré feliz sin tus besos.
Me extraviaré por no palparte nunca más.
Y moriré por no avistar tus ojos jamás.

En las noches tupidas deambulaba, sola.
Tan solo un susurro de dolencia, afloraba de su vibrante garganta.
Con el corazón adyacente a él, a contradicción de su propia figura.
La dama no lloraba, tan solo enloquecía.
Por aquel, cuyo nombre, jamás fue capaz de nombrar.
Suplicándole al olvido que la dejara olvidar.
Que las noches dimitieran a ser eternas y el reloj comenzara a marchar.
Que sus versos, dejaran de escribirle a aquel.
Para que el recuerdo de su melodía que el mismo un día le dedico,
Permaneciera en el exilio para siempre.

Algún día ese dulce calor de antaño se irrumpiera por mi ventana.
Y así podré catar el sabor de la felicidad, tras años de desidia.
Será un sabor picante a la vez que dulce.
Volveré a fulgurar nuevamente.
Danzare al compás del viento, que exhalara con ritmo.
Gritare gracias, a la vida,... a ese sol que irradia sobre mi rostro, a los colores, al amor.
Nunca mas divisare la felicidad desde mi ventana, a encubiertas.
Pues estaré con ella, la apresare y no la dejare escapar jamás.
Amo la vida y sé que ella me ama a mí.
Tripulare hacia un paradero ignorado y tocare el sol con mis propias manos.

Tan solo una palabra, logra trocar tu vida.
Tu destino, tu decir...
Te quiero o no te quiero.

Aqui mi corazón, donde el paso esta inhibido

¿Somos las mujeres demasiado ilusas? O tan solo soy yo...
A pesar de considerarme una persona perspicaz para la vida, me he dado cuenta que con conexo a motivos del corazón soy un tanto absurda.
Esta es mi fábula, la mujer mas obstinada del mundo, obligada a deliberar que su historia de amor valía la pena.
Sí, esa soy yo, jamás me doy por vencida y mas cuando estoy enamorada, a pesar que me traten sin valía alguna, como el mosquito que se imbuye por las noches, en tu habitación y no te deja concertar el sueño. Pues yo soy ese mosquito para él, y yo no era capaz de escrutarlo.
Y por segunda vez, me vuelvo a colisionar contra la misma pared, pero teñida de un color desigual.
Me he cesado convencer de que mi persona priva de importancia y de estimación y aun así próximo de machacarme, me reprenden.
Espero que solo sea yo, y que las mujeres no sean tan inexpertas como yo, y así lograré conciliar el sueño sosegada, sin pensar que esta sociedad se asola.
Pretendo pensar que en alguna parte de este mundo hay personas como yo, dispuestas a entregar su corazón íntegro y no a medias. ¡No, no me doy por vencida!

Cuando aun era demasiado pequeña como para que lo que voy a relatar tenga cordura, cada día era una nueva aventura, digna de contar y escuchar. Tan reales para mí en aquellos años, como la realidad que me rodea ahora mismo.
Recuerdo una en particular, sobre una bruja que vivía en casa de mis abuelos y más concretamente en el dormitorio de ambos. Su escondrijo se hallaba tras la puerta del dormitorio donde había y todavía esta, un perchero que sostenía chaquetas, pues la burlesca bruja y digo burlesca porque se reía de mí, se ocultaba tras las chaquetas, bolsos etc.
Siempre que iba a casa de mis abuelos, Corría hacia su dormitorio, ansiosa por hablar con mi nueva amiga.
Entraba a hurtadillas para que nadie desembuchara mi secreto, cerraba la puerta muy sutilmente y la solicitaba, había veces que emergía de su escondite sin mas, pero otras podía rezagar horas en salir. Nos pasábamos toda la tarde conversando yo le contaba mis propias historias y ella las suyas, en los lugares más recónditos del mundo había vivido.
Se llamaba Francina y a pesar de ser una bruja, era mi mejor amiga. Una Tarde francina no emergió de su escondite, así que me equipe de valor y concluí que debía entrar yo, retire el abrigo gordo de mi abuelo y me irrumpí en el mundo de la magia, o por lo menos eso me sostenía, escobas voladoras, duendes etc. pero por mi desconcierto y decepción no topé nada, tan solo el vació y yo ,sentí por primera vez que estaba sola y que Francina nunca mas volvería, pero como soy excesivamente tozuda y además lo sigo siendo, emprendí a correr y la rebusque y busque hasta quedar agotada y allí en medio de la nada berree su nombre con las lagrimas soldadas a los ojos, yo no quería perderla, era mi mejor amiga , me había contado todo en cuanto precisaría saber en un futuro ,me había desvelado los enigmas jamás contados ,me dijo que seria feliz y como debía de serlo, no podía abandonarme...pero lo hizo, ahí desperté de mi ingenuidad y todo en cuanto me dijo se fue deshaciendo con el paso de los años. El recuerdo se hizo indefinido hasta quedar totalmente tachado.
Esto es lo único que resuena en mi cabeza, no obstante sé que mi corazón evoca mucho mas, quizás todavía no estoy preparada para recordar lo que me revelo Francina, pero cuando lo este, sé que mi corazón me lo explicará.

El amor no es sublime sino, condena, turbación y desazón.
Lo espanto, lo engullo, pero lo codicio tanto que sucumbiré por el.
Luego escribo esto por mi desesperanza y angustia.
Con las manos húmedas y distraídas de la verdad.
Consumo mi jadeo, por culpa de mi corazón, que no aspira a sufrir más.
Tirita pero no late, no logra llorar, pero aún así debe hacerlo.
Escribiendo a oscuras y carcomiéndome los labios.
Fantaseando con su cínica llamada que no me deja ni cavilar
Si una palabra me narrara, “crédula” seria mi heredar.