Su nombre, se fundirá junto a mis secretos, que jamás me aventuraré nombrar.
La cabeza colmada de nada y de madera su extraviado corazón.
Donde los cuentos son la realidad de sus días.
Una marioneta que codiciaba ser un niño de verdad.
Esta es la leyenda de su vida pero del revés.
La fábula de pinocho fue su lema, su propia Biblia.
Al igual que él, también fue marioneta. Así las palabras se quedaron sin rimas
Al igual que mi poesía.
En la ignorancia quedará, aquella marioneta de su propia vida
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