Erase una vez, en la centinela de un funesto castillo,
Una hermosa rosa.
A pesar de su apariencia seductiva,
La rosa moría por dentro.
Por un corazón que ayer le perteneció,
Y hoy es preso de una bestia.
Antes de disipar el matiz rojo de su cuerpo,
La endeble rosa sintió amor por ultima vez.
Y el último pétalo rojo abatió,
dejándola inmortalmente desnuda,
Que muto a un afligido tallo verde.